Complicaciones en la cirugía de aumento de mama
En una cirugía mamaria, como en cualquier cirugía en general, tenemos que contar que siempre pueden haber complicaciones.
Ahora bien, cuando hablamos del aumento de pecho, básicamente tenemos que diferenciar lo que son complicaciones agudas (vinculadas directamente al acto quirúrgico) de aquellas complicaciones que son más derivadas del hecho que llevamos unos implantes y que, en algún momento a lo largo de la vida, puede haber alguna afectación.
Las complicaciones agudas
Básicamente, las complicaciones agudas son aquellas que se vinculan a la cirugía. Son las clásicas de cualquier procedimiento quirúrgico, es decir, la infección y el sangrado fundamentalmente.
¿Cómo se controlan?
Con las medidas propiamente médicas o quirúrgicas.
En el caso de las infecciones, evidentemente con el tratamiento antibiótico, con el cuidado de las heridas, la protección, las medidas de higiene tanto intraoperatorias como postoperatorias que se dan para el cuidado de las heridas.
Para el tema del sangrado, en el acto quirúrgico es lo que llamamos hemostasia y vamos analizando todos esos posibles focos de sangrado. Vamos trabajando sobre ellos para minimizar el riesgo que, evidentemente sigue estando presente. Al final, todo paciente que sale de quirófano puede tener un mal gesto, puede tener una subida de tensión, etc.. Ese riesgo está, pero nuestro trabajo es intentar minimizarlo.
Los drenajes no sirven para esto, no tienen la finalidad del control del sangrado ya que este es un acto quirúrgico. Los drenajes sirven para ayudar al cuerpo a recuperarse.
Las complicaciones más importantes cuando se habla de cirugía mamaria son las que aparecen a posteriori y son:
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rotura de prótesis
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encapsulamiento.
La rotura de prótesis
Es una circunstancia posible y debe entenderse como un riesgo.
Es verdad que algunas de las causas más frecuentes son accidentes, mamografías hechas con poco cuidado o alguna manipulación sobre la mama como, por ejemplo, una punción que tienen que hacer por una biopsia.
La rotura de prótesis que más respeto da a los pacientes es lo que se conoce como rotura espontánea, es decir, cuando la paciente te dice que se le ha roto el implante sin que haya pasado nada o no ser consciente de que haya pasado algo que motivara la rotura.
Esto está presente, es cierto, y es un riesgo que tenemos que asumir. Ahora bien, también sabemos que es un riesgo muy bajo.
Y es que, hoy en día, una rotura de implantes en sí mismo no supone un problema. Es verdad que hay que cambiar el implante pero, si pasa, sabemos que tendremos que volver a entrar en quirófano para cambiar ese implante pero no hay que preocuparse, ni es una alarma, ni es un motivo de preocupación, ni de riesgo para el paciente.
Por lo tanto, al poner un implante, debemos asumir el riesgo de que en algún momento de nuestra futura vida se tenga que cambiar y volver a pasar por el quirófano.
El encapsulamiento
El encapsulamiento quizás para mí es más importante porque aquí sí que podemos hacer cosas. Para entenderlo, tenemos que comprender que el encapsulamiento es una respuesta defensiva del cuerpo frente al implante.
Nuestro cuerpo se está sintiendo agredido. Ahora bien, no es que lo quiera rechazar porque biológicamente no lo quiere o porque lo quiere expulsar. No es así. Simplemente se siente incómodo, se siente molesto y, por tanto, se defiende.
¿Cómo se defiende? Incrementará el grosor de la cápsula periprotésica, que es esa cicatriz que se formará alrededor del implante e irá aumentando el grado de rigidez con la intención de aislarse del implante.
Por tanto, al final, lo que tenemos que hacer nosotros es minimizar aquellos factores que pueden hacer que el cuerpo se sienta agredido por el implante.
¿Cómo podemos hacerlo? ¿Qué es lo que más nos interesa a nosotros?
Tener una buena gestión intraoperatoria. Es decir, ser cuidadosos con los tejidos, minimizar el estrés quirúrgico para reducir la agresión y, por tanto, la inflamación. Ser cuidadosos al máximo con el sangrado para reducir el riesgo; tal y como hablamos antes del sangrado que puede acabar condicionando molestias y portando el encapsulamiento.
Por parte del paciente, hacer una buena gestión del postoperatorio, cuidarse, no hacer esfuerzos, respetar las indicaciones que el médico da, una buena analgesia e ir introduciendo la actividad de forma progresiva. Con estos temas yo soy muy pesado, tengo que admitirlo.
Es verdad que la tendencia natural de cualquier paciente es el “no me quiero mover porque el doctor me ha dicho que no me puedo mover; no vaya a ser que me haga daño”, pero una cosa es moverse con cuidado y otra cosa es no moverse.
A mis pacientes les doy la pauta general: muévete, deja espacio al cuerpo, libera los hombros, relájate, no pasa nada, mantén una buena gestión del dolor y buena analgesia, pero deja que tu cuerpo se sienta libre, no lo bloquees y, poco a poco, ves haciéndole caso. Ves obedeciendo esas señales que te va a ir mandando y tu cuerpo irá respondiendo.
Eso sí, si molesta aflojamos y vamos negociando.
Paralelamente, es muy importante todo el tratamiento de masaje, todo el tratamiento que contribuye a reducir el tiempo de inflamación, reducir el tiempo en el que el cuerpo se sienta agredido. Esto nos va a permitir reducir esa voluntad de respuesta de defensa y, por tanto, va a disminuir la posibilidad del encapsulamiento.
Para mí, este punto es el más importante porque es aquel en el que, con cierta frecuencia, el paciente se olvida cuando ha pasado un mes, mes y medio.
Al final, el cuerpo necesita un tiempo de adaptación. Fisiológicamente el postoperatorio se prolonga durante mínimo un año y es verdad que no con la misma intensidad, pero tenemos que cuidar esas sensaciones. El cuerpo transmite.
Lo que también es importante en el intraoperatorio es la gestión de lo que es el sangrado para evitar un hematoma. Lo primero es prevenir y, para eso, es importante el uso del bisturí eléctrico, que es un elemento que corta por una corriente eléctrica y, al mismo tiempo, tiene la capacidad de ir coagulando, ir cauterizando aquellos pequeños puntos de sangrado que vamos encontrando. Esto nos permite controlar el sangrado durante el propio acto quirúrgico. Al final, es la mejor manera de prevenirlo.
Todo por y para vosotr@s.
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