Mi experiencia en Abdominoplastia (1 de 2)
La abdominoplastia, tanto la convencional como la miniabdominoplastia, es otra de las cirugías altamente demandadas. Después de más de nueve años dedicado exclusivamente a la cirugía estética he realizado un volumen nada despreciable de intervenciones de este tipo.
Al igual que la cirugía de aumento de pecho, la abdominoplastia es una cirugía muy personalizada. Si nos quedamos simplemente con el concepto la abdominoplastia como procedimiento correctivo del exceso de piel abdominal, nos quedamos cortos; se trata de una cirugía que va mucho más allá, que busca la remodelación completa de abdomen y tronco dándoles una estética nueva.
Con la abdominoplastia no sólo mejoramos la importante cuestión estética, también mejoramos la funcionalidad anatómica del cuerpo, lo cual, al final, resulta mas importante. No sólo mejoramos un problema estético derivado del exceso de piel a nivel del abdomen, lo cual no deja de ser la punta del iceberg; buscamos la restauración funcional de la musculatura abdominal con lo que prevenimos la progresión del problema a largo plazo.
Reconstruyendo la musculatura abdominal, busquemos la raíz del problema.
La musculatura abdominal en conjunto, los rectos del abdomen (las famosas “tabletas de chocolate”), oblicuos y transversos y la musculatura de la espalda trabaja, entre otras cosas, como una faja. Su función es contener la presión que se produce dentro del abdomen evitando que se proyecte hacia fuera, hacia los tejidos externos, más débiles y sin capacidad para gestionar esa tensión, como la piel.
Por múltiples factores, entre los que encontramos el embarazo, esa faja tiene que permitir la adaptación y ceder. La musculatura está diseñada para ceder a esa tensión, la faja, en esas situaciones, se abre; el problema es que no está tan bien diseñada para volver hacia atrás y recuperar el estado original, el previo al embarazo.
Además de otras causas, como pueden ser debilidades musculares por falta de tono o grandes pérdidas de peso, los embarazos se sitúan como la principal causa detrás de las pacientes que acuden a la consulta preguntando por la abdominoplastia; después de pasar un embarazo la musculatura abdominal no acostumbra a recuperar su integridad anatómica ni, por consiguiente, su funcionalidad plena. La línea media abdominal es la que suele quedar debilitada, siendo ésta donde centraremos la mayor parte de nuestra atención en la abdominoplastia; en definitiva, no deja de ser el origen del problema.
Abdominoplastia y liposucción, ¿en que se diferencian?
Son procedimientos totalmente diferentes. Ambas son técnicas de remodelación corporal; si bien pueden conjugarse, y se hace habitualmente, en esencia, no tienen nada que ver. La liposucción es un procedimiento que busca eliminar grasa localizada a través de unas cánulas de aspiración. Vaciamos el volumen de grasa acumulada en áreas concretas.
La abdominoplastia busca eliminar ese exceso de piel, que “sobra”, “cae” y “se me descuelga” como consecuencia de la pérdida de tono cutáneo derivado de, entre otras, una gran pérdida de peso, un embarazo.
La liposucción sólo trabaja la grasa y no trabaja para nada el exceso de piel.
Marcar los abdominales con la liposucción
Se trata de un procedimiento que hace varios años ya se viene utilizando en España y que al final consiste en una liposucción al uso, con la salvedad que en determinadas zonas, dependiendo de la anatomía del paciente, el cirujano es más agresivo, insiste más en la eliminación de grasa, con lo cual la piel se adhiere más al músculo en esas zonas y acaba dando una forma que “imita” una pared abdominal especialmente tonificada, o la llamada tableta abdominal.
Como resultado parece que estamos viendo una tableta abdominal cuando en realidad lo que estamos viendo es un modelado de la grasa.
¿En qué casos resulta indicada una abdominoplastia?
La abdominoplastia está indicada en cualquier caso en el cual el paciente presente un cierto exceso de piel a nivel abdominal, sobretodo si además se descuelga.
Cuando tenemos la sensación de que simplemente tenemos “chichita” en el abdomen tenemos 2 opciones:
- trabajar una liposucción y ver que tal se nos comporta la piel
- plantear una mini-abdominoplastia.
Pero podemos ser un poquito más conservadores. Cuando ya existe un descolgamiento bien claro de piel es cuando podemos hablar claramente de necesidad de abdominoplastia. El paciente más habitual para una abdominoplastia es la mujer que ha pasado por uno o varios embarazos o aquel paciente que presenta exceso de piel abdominal tras la pérdida de peso. En ocasiones son pacientes que no han pasado por embarazos ni han perdido gran cantidad de peso, simplemente tienen cierta cantidad de grasa localizada a nivel abdominal y, con la edad y el deterioro de la piel, ésta última empieza a resultar excesiva, se descuelga y molesta.
En definitiva, la medicina esta llena de casos, por eso cada caso tiene sus porqués; lo importante es valorar, atender y personalizar el tratamiento más adecuado.
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