Porque lo primero eres tú
Siempre digo que mis principios en el mundo de la Cirugía Plástica, Estética y Reparadora son un tanto peculiares... Desde el inicio tuvo un aire mágico ya que, a diferencia de muchos de mis colegas, me presenté al examen MIR sin haber valorado las opciones reales; no quise planteármelo hasta tener el resultado del examen (febrero de 2003), no antes. Creo que tiene una cierta lógica ya que, en un examen tan competitivo no quería hacerme falsas ilusiones ni que la presión por una posición concreta me hiciera bajar el posible rendimiento. Mi objetivo ha sido siempre hacerlo todo lo mejor posible, sin más, en este caso sería igual, luego ya me preocuparía de la especialidad.
EL PORQUÉ DE MI DECISIÓN POR LA CIRUGÍA ESTÉTICA
Antes de pasar el examen MIR
Tenía muy claro que quería una especialidad quirúrgica pero sin concretar más allá; eso, más que un deseo, era una necesidad. Esto tiene mucho que ver con mi forma de entender la vida; la baso en realidades y sobre ellas fundamento mis proyectos, siempre con los pies en el suelo. Es imposible controlar todas las variables, es parte de la magia, pero aquellas que sí podemos controlar, mejor hacerlo, no?
Cuando ya tuve la nota del MIR y pude ver que, por número de orden, tenía opciones para poder especializarme el Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, no dudé en la elección. Tenía la posibilidad de efectuar mi residencia en el Hospital Vall d´Hebron y fue allí donde la inicié en junio de 2003.
Mi etapa como residente | especialización en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora.
Otro aspecto curioso, más echando la vista atrás, es el hecho de tomar consciencia de que a mi llegada al Hospital Vall d´Hebron mi idea era centrar mi carreta en la vertiente plástica y reparadora. En ese momento la parte estética me atraía menos, debido a mi concepción idílica de la cirugía y la idea de que los cirujanos estéticos no son médicos propiamente dichos, en tanto que “no curan”. Quizás por ello, a pesar de que era consciente de su relevancia en nuestra especialidad, me veía más como cirujano reconstructivo que como estético.
La especialidad de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora implica un periodo formativo de 5 años, durante el cual formé parte, en calidad de residente, de la Unidad de Cirugía Plástica y Quemados del Hospital Vall d’Hebron que, dentro de la Sanidad Pública, se dedica a la cirugía plástica y reparadora (no estética). El escaso contacto con la cirugía estética lo tuve gracias a colaboraciones que hacía con otros cirujanos, en la práctica privada, y a la rotación que, dentro del programa formativo, realicé en la Clínica Teknon de Barcelona, al final de mi residencia. Para entonces, mi visión había dado un giro de 180º.
Mi decisión por la especialidad concreta de la cirugía estética al finalizar mi residencia.
Llegado el mes de Junio de 2008 finalizó mi residencia. Después de esos cinco años seguía pensando que la cirugía plástica y reconstructiva tenía mucho más de “medicina”, su objetivo es “curar” o reparar ante una enfermedad o accidente. Ahora bien, esos mismos cinco años me habían hecho descubrir la esencia de la cirugía estética; había entendido que la magia de la cirugía estética emana de esa particularidad “no médica”, cada intervención representaba un reto; partimos de una situación de normalidad, “salud” y buscamos mejorar y embellecer.
Fue el reto de lo que significa “mejorar” lo que me hizo decantarme por la vertiente estética.
Al finalizar mi residencia pude escoger, tuve ofertas para dedicarme a la cirugía plástica y reparadora y a la estética. La magia del reto me hizo decidirme por la cirugía estética aunque eso implicara “volver a empezar”.
MI SEGUNDA “RESIDENCIA”, LA ESPECIALIDAD DE LA CIRUGÍA ESTÉTICA
En el año 2008, teniendo ya claras mis prioridades en la especialidad de la cirugía estética, como ya sabéis, empecé a colaborar con el Doctor Mañero y con el Doctor Junco, dos grandes cirujanos estéticos que ejercen en Barcelona, y con una gran consideración a nivel nacional. Evidentemente la elección implicaba “hipotecar” unos años de mi vida para absorber todos los conocimientos y aprender de estos grandes profesionales, pero entendí que debía hacerlo. Esa decisión me ha ayudado en mi crecimiento profesional dentro de esta maravillosa especialidad.
Aprendiendo al lado de los mejores cirujanos estéticos
Como cualquier trabajo altamente especializado, no sólo en cirugía, existen detalles, particularidades, sutilezas...que se aprenden como resultado de los años de dedicación, cariño y práctica; si es al lado de grandes del sector, mejor.
En el campo de la Cirugía Plástica, Estética y Reparadora la Sanidad Pública desarrolla prácticamente toda la actividad con finalidad plástica y reparadora, como debe ser; por ese motivo la formación especializada en cirugía estética se debe desarrollar en el campo de la cirugía privada. Tenía por delante otro periodo formativo de unos cuantos años.
Después de unos años adquiriendo y puliendo habilidades y conocimientos pasé a ser un cirujano más en el equipo y, poco a poco, fui ascendiendo en responsabilidad hasta acabar siendo Director médico del equipo. Si bien, la experiencia era satisfactoria, como lo era mi trayectoria profesional, mis inquietudes y deseos se acababan ahí. Digamos que cuando te encuentras bajo ciertas directrices, tienes limitada tu capacidad real para hacer las cosas como realmente te gustaría. Poco a poco me fui dando cuenta de aquellas cosas que, para mí, eran necesarias cambiar. Mi deseo, necesidad y convencimiento de que se podían hacer de otra forma fue lo que me motivó a tomar una nueva decisión.
MI TERCERA ETAPA EN LA CIRUGÍA ESTÉTICA
Tras casi 10 años trabajando con grandes espadas del mundo de la cirugía estética, me decidí a dar una salto definitivo y “volar”, no en solitario, sino formando mi propio equipo con el objetivo de satisfacer mi inquietud de cambiar aquellos aspectos que no me acababan de convencer. Tomé las riendas de mi pequeño pero propio grupo de profesionales con el sueño de hacer aquello que necesitaba hacer a mi manera y, poco a poco, hacerlo más grande sin perder de vista la base que lo constituyó.
¿Por qué no podía hacer las cosas con mi mejor criterio?
El pasado mayo de 2017 emprendimos un nuevo proyecto, con la idea de recuperar o buscar restaurar parte de esa forma clásica de hacer medicina, pero, evidentemente, con los avances tecnológicos y médicos que tenemos en la actualidad. Me di cuenta que el volumen de actividad y la modernidad en los procesos nos habían llevado a una tecnocracia excesiva, ésta nos hacía perder un poco de vista la realidad de la profesión médica, el bienestar del paciente, para mí, lo más importante.
Un aumento desmesurado de la actividad, conlleva una falta de control y, con ello, la despersonalización; esa circunstancia es la que pretendo evitar. Para mí, la cercanía del equipo médico con el paciente es fundamental; la atención personalizada es precisa para que el paciente se sienta cómodo.
Es complicado plantear esto sin incurrir en la demagogia o parecer “elitista” pero, lejos de ambas pretensiones, la realidad es que, aunque en esencia no debiera, en la Sanidad Pública es difícil, o casi imposible, conseguir ese nivel atención y cercanía. Los medios, recursos y personal son limitados y, por otro lado, el volumen de pacientes es alto; el ratio profesional-paciente es de difícil digestión. La condición de universalidad es necesaria y con ella se asume cierta congestión del sistema. En la medicina privada no debería suceder pero, con suma facilidad, se puede caer en esa despersonalización o falta de foco en el paciente y su humanidad. Si damos una vuelta de tuerca y eliminamos el concepto “enfermedad” de la ecuación, aún resulta más sencillo perder de vista el objetivo.
Lo más importante eres tú
Como en cualquier ámbito médico, en cirugía estética, para mí, la pieza clave y fundamental es el paciente. Las personas acuden a un cirujano estético porque tienen un problema y buscan una solución. Nuestro deber es escuchar al paciente para poder dar esa solución y es en ese punto donde se recupera el sentido “médico”. No podemos conformarnos con el hecho de haber efectuado tal o cual cirugía, una técnica concreta o haber utilizado unas u otras prótesis, no debemos hacerlo con el magnífico resultado obtenido; debemos tener en cuenta la satisfacción lograda en el paciente. Es importante conocer cómo se siente el paciente tras la cirugía, saber si el resultado buscado es el conseguido; porque eso es justo lo que se pretende conseguir, la satisfacción del paciente. Es ésta la parte médica que me preocupa, porque un cirujano estético tiene como objetivo solucionar el “problema” del paciente que acude a su consulta; el cirujano debe conocer qué quiere el paciente y transmitirle lo que se puede conseguir, y lo que no, en caso de someterse al procedimiento estético. El saber escuchar las causas, las razones, las expectativas de los pacientes, nos da ese componente humano que influye positivamente en el paciente que quiere someterse a una cirugía estética.
Estrenando mi nuevo centro de cirugía y medicina estética.
Finalmente, he podido hacer realidad mi sueño, un centro completo que abarque muchas ramas de la cirugía y medicina estética. Un centro que busca hacer las cosas de otra manera destacando aspectos tan fundamentales como:
- La dedicación del equipo de forma personalizada.
- La facilidad para conectar con el cirujano y con su equipo.
- La comodidad del paciente y la sensación de acompañamiento.
- Atención directa, rápida y fluida.
- La más estricta voluntad de alineación entre lo que busca un paciente y el resultado final conseguido.
La especialidad de la cirugía estética debe acercarse al paciente, ser más humana y cercana, en el fondo más médica, ese es mi principal motor para continuar, sentirme feliz y enamorado de mi especialidad, porque medicina no es lo que somos, es lo que hacemos.
Seguimos avanzando, seguimos con los pies en el suelo, pisando la realidad e impulsando sobre ella cada paso, con la confianza de que cometeremos errores pero, haciendo las cosas con ganas, cariño y pasión, seguiremos avanzando.
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