Los secretos de una excelente rinoplastia
La rinoplastia es una cirugía peculiar y en su planteamiento hay matices interesantes. ¡Os cuento por qué!
¿Secretos para una excelente rinoplastia? Como en cualquier cirugía, tenemos que partir de un buen análisis, comprensión de lo que el paciente quiere y de un estudio detallado de la anatomía y proporciones de cada paciente.
Para el que prefiere ver más que leer, os dejo un video que sintetiza el contenido que trasncribo más abajo.
Hay dos cuestiones interesantes que me gusta explicar a todos los pacientes:
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Consideramos la nariz como un elemento negativo en la cara.
En nuestra cultura, por aprendizaje, no nos fijamos en la nariz de nadie por defecto. Estamos educados a mirar a los ojos; aproximadamente el 80% del tiempo de interacción entre dos personas, se miran a los ojos.
Interactuamos social y culturalmente mirando a los ojos.
Cuando algo nos llama la atención, nos obliga a desviar la mirada y eso lo vivimos con incomodidad y lo percibimos como negativo.
Mientras la visión del interlocutor nos resulte armónica, equilibrada y no presente elementos “disonantes” mantendremos nuestra conducta aprendida de mirar a los ojos; cuando algo nos obligue a actuar de forma distinta, nos resultará incómodo y “desagradable”.
Esa es una consideración importante ante una rinoplastia. Una nariz grande es igual de llamativa que una nariz demasiado pequeña; una punta baja lo será igual que una demasiado alta y unas narinas muy pequeñas van a ser igual de llamativas que si son demasiado grandes.
Por tanto, al final, hay que buscar ese equilibrio; hay que conseguir que la nariz “desaparezca”, por decirlo así, de la cara, que deje de “robar” la mirada.
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Los diferentes elementos que forman parte de la estructura nasal se comportan como en un castillo de naipes.
Cuando tienes el castillo montado y mueves una carta, o mueves un poco todas las demás o el castillo se cae.
Veamos lo que quiero decir: las diferentes estructuras que dan soporte a la nariz (cartílagos y huesos) mantienen un equilibrio que es lo que acaba dando forma a la nariz. Cuando, en quirófano, modificamos ciertas estructuras, tenemos que analizar cómo esa maniobra repercute en las demás y, a partir de ahí, ir jugando hasta conseguir el resultado que estamos buscando.
Al final, el objetivo ante una rinoplastia es buscar una nariz armónica y equilibrada.
¿Nariz femenina o masculina?
Una cuestión que podría parecer banal, pero no lo es, es concretar si estamos ante una nariz masculina o femenina; evidentemente, no se plantea el mismo objetivo ante cada una de ellas.
En la nariz femenina el objetivo es potenciar la punta. Diríamos que se busca una nariz más divertida.
En el caso del hombre, se busca una nariz un poquito más ruda, seria y más recta.
En definitiva ¿cómo se aborda la cirugía?
Delante de cada paciente hay que analizar las proporciones, su expresión y, evidentemente, tener en cuenta qué es lo que se quiere conseguir.
Durante la cirugía, siempre aparece ese sentido “artístico”, ese que te va marcando, en todo momento, pequeños detalles… “Si ajustas un poquito más de aquí, o de allí; si levantas un poco más la punta o la bajas…” así vas progresando.
Cada cirujano tiene su propio instinto o visión que te va haciendo. Es difícil de explicar, porque cada nariz es distinta y no podemos estandarizar una nariz. Hay tantas narices como individuos en este mundo.
Cada paciente tiene sus proporciones, su personalidad. Por eso se tiene que ir “jugando”, buscando ese equilibrio, ese balance entre las diferentes estructuras para ir conformando esa nariz que consideramos que más se va a adaptar mejor a ese rostro.
Dicho así parece muy etéreo, pero en realidad se trata de una serie de pasos relativamente reglados que van marcando un poquito el camino. No se puede perder de vista que es un individuo concreto con una personalidad, con unas proporciones, con unas estructuras faciales, una anatomía… y la nariz tiene que acabar quedando integrada en esa estructura.
Por eso, para mí, esas narices clásicas, todas iguales, dejaban claro que estaban operadas, porque no había una conexión entre la nariz y la cara del paciente. Parecía una nariz pegada directamente y todos los pacientes tenían, más o menos, la misma estructura. Eso no tiene gracia.
Desde mi punto de vista, se trata de modelar la nariz del individuo concreto, conforme a la anatomía y las características que todo su entorno facial condiciona.
Rinoplastia cerrada o rinoplastia abierta
Respecto a esta cuestión hay muchas opiniones y la verdad es que depende mucho de las preferencias y la forma de trabajar de cada profesional.
No podemos decir que hacer la rinoplastia abierta es mejor que hacer la rinoplastia cerrada o viceversa.
Hay extraordinarios cirujanos que te hacen rinoplastias cerradas como si las estuvieran haciendo abiertas. Es un hábito de trabajo que les permite trabajar la rinoplastia cerrada. Yo, personalmente, soy más partidario de la rinoplastia abierta, salvo en esos casos en los que el manejo es muy sutil o es algo muy básico. En esos casos soy más partidario de la rinoplastia cerrada.
Pero prefiero la abierta, sí. Porque me permite ver directamente cómo se comportan las estructuras que modifico y cómo las demás van reaccionando a las maniobras que efectúo. En definitiva, me siento más cómodo con la rinoplastia abierta, tengo la sensación de mayor control sobre lo que está pasando al tener una visualización más directa.
Repito, abierta o cerrada no es ni mejor ni peor; se trata de una decisión personal de cada profesional.
Si deseas más información sobre rinoplastia o quieres concertar una primera visita, no dudes en contactar con nosotros.
Todo por y para vosotr@s.
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