Mamoplastia de aumento | lista de preguntas para el cirujano en la primera consulta (1 y 2 /16)
Con el ánimo de contribuir a aclarar aquellas dudas que os puedan surgir sobre la cirugía plástica, estética o reparadora, me he propuesto, esta vez, ayudaros respondiendo a 16 preguntas que la usuaria del foro enfemenino.com, “Sherezzadeh”, formuló en dicho foro. Con estas preguntas resume, de forma bastante clara, las principales dudas de quien se plantea someterse a una cirugía de aumento de pecho.
Espero que mis explicaciones sirvan para aclarar conceptos y esclarezcan las dudas de quien esté interesada en someterse a una cirugía de aumento de pecho. Os invito también a enviarme cualquier duda que os pueda quedar al respecto y estaré encantado de responderos.
Aunque aportaré todos los matices que considero importantes, no voy a modificar las preguntas de Sherezzadeh, las voy a transcribir exactamente como ella las expuso para ser lo más claro posible.
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Forma de implantes: redondos, anatómicos o incluso los asimétricos de PIP. Aplicaciones de cada uno, resultados estéticos de cada uno y riesgos (como la rotación de los anatómicos).
Cuando hablamos de cirugía mamaria, basándonos en su forma, trabajamos con 2 grandes grupos de implantes:
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Redondos: tienen forma de “semiesfera”
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Anatómicos: son a los que las pacientes, usualmente, se refieren como en “forma de gota”.
El manejo de cada uno de los implantes es distinto, también lo es el objetivo que se busca con cada uno de ellos, el perfil mamario que vamos a conseguir y el comportamiento global de la mama.
No se puede decir que exista un modelo de implante 100% recomendable en un caso concreto, aunque el resultado vaya a ser distinto, eso no quiere decir que con un implante vaya a ser bueno y con el otro malo; hay que conocer las diferencias y considerar la que más se adapta a cada caso. Lógicamente, el gusto del cirujano puede condicionar que la decisión se decante hacia uno u otro, siempre de acuerdo con la paciente, por supuesto. El resultado va a depender de la suma de muchos factores como la forma del implante, la cohesividad de éste, el plano en que se coloca, características del tejido mamario, tamaño y forma del pecho…; hablar aisladamente del efecto de la forma del implante no es fácil, intentaré ser lo más gráfico posible. Como concepto general tenemos que tener clara una idea: aquellos implantes que, por un motivo u otro, concentran mucho el volumen restan naturalidad a la mama, los que, por el contrario, buscan un volumen más ampliamente distribuido permiten que ésta siga siendo la protagonista.
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El implante redondo:
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Tiene forma de semiesfera (cúpula), su base es circular, tiene la máxima altura en el centro y ésta va disminuyendo hacia los lados; podemos cambiar el volumen y proyección. Al ser un implante uniforme, permite que la mama conserve cierto protagonismo y movimiento, podemos decir que dejamos que sea la mama la que, según la posición que adopte en cada momento (posición, envejecimiento…) determine la forma global del pecho.
Para que entendamos el concepto, la proyección determina el grado de esfericidad del implante; conforme aumenta la proyección, aumenta la altura de la semiesfera y se reduce el diámetro de la base, podemos decir que la prótesis es “más redonda”. Un implante menos proyectado es más plano, distribuye el volumen en una superficie mayor, de forma “menos traumática” y permite que la forma original de la mama se vea menos afectada, consiguiendo con ello un resultado absolutamente natural. Lógicamente, si aumentamos la proyección, más si hablamos de grandes volúmenes, concentramos mucho el volumen en la parte media de la mama, perderá protagonismo y perderemos naturalidad en pro de un pecho muy exuberante, “más globo”. Nos permite, por tanto, movernos ampliamente en un rango de resultados, desde un pecho completamente natural hasta uno completamente artificial.
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El implante anatómico:
Es el otro gran grupo de implantes , que busca asemejarse por su forma a una mama. Estos implantes concentran más volumen en su tercio inferior, aportándolo mayoritariamente al polo inferior del pecho. Conceptualmente, el pecho tiene esa forma por lo que, en principio, deberían aportar mayor naturalidad. Si bien es cierto que sobre la mesa este tipo de implante recuerda más a una mama, el hecho de tener y conservar esa forma conlleva una serie de condicionantes:
- La principal limitación de los implantes anatómicos es su tendencia a rotar. Mientras el implante mantenga su posición, la morfología mamaria se mantendrá; si el implante gira la morfología global de la mama se verá alterada.
- Este hecho condiciona que el implante debe colocarse dejándole poco, o nulo, espacio de movimiento; así minimizaremos la posibilidad de movimiento. Al limitar la movilidad del implante limitamos también la adaptación de éste a los movimientos de la paciente y, con ello, restamos naturalidad al movimiento de la mama. La mama resulta estática, tumbada, de pie o de lado la mama mantiene la misma forma.
- Estamos utilizando un elemento con una forma muy concreta para aumentar el volumen del pecho y, de alguna manera, estamos restando protagonismo a la forma propia del pecho de la paciente. Por descontado, el pecho resultante, con ambos tipos de implante, es producto de la fusión entre la morfología del implante y de la “mama original”; en el caso de los implantes anatómicos este factor es más relevante.
Como cirujano, soy de los que no cierra ninguna opción a nada, entiendo que cada implante tiene su aplicación y con cada paciente hay que valorar las diferentes opciones. Hay casos en los que me puede interesar cambiar la forma de la mama (mama tuberosa) o limitar el aporte de volumen en el polo superior porque el tórax está muy salido y utilizar un implante anatómico; en otras ocasiones puedo optar por uno redondo para preservar al máximo la forma original de la mama o porque quiero aportar algo más de volumen en la parte alta de la mama para darle un aspecto más joven. Explico siempre las consecuencias de la elección final a mis pacientes, creo que es fundamental que la paciente entienda los motivos por los que valorar una opción u otra.
Personalmente, soy un gran defensor del implante redondo, creo que se va a utilizar cada vez más porque, siempre que trabajemos con volúmenes coherentes con la anatomía de la paciente y con proyecciones razonables, es el que aporta mayor naturalidad en términos absolutos (forma, movimiento, envejecimiento más armónico…) y mayor estabilidad en el resultado. No obstante hay que evaluar cada caso, el implante anatómico tiene sus indicaciones.
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Materiales: suero o gel cohesivo de silicona, o los recubiertos de poliuretano. Hay más materiales, pero estos son los más utilizados.
Otro gran campo a tener en cuenta es la composición de los implantes. Podemos decir que respecto a la composición interna de los implantes hay 2 grandes grupos: gel cohesivo de silicona y suero salino. En ambos casos la cubierta exterior es del mismo material; concretamente por diferentes capas de compuestos derivados de la silicona.
Por tanto su diferencia está en el interior: bien suero salino, bien silicona (testada para el uso humano y con unas características muy concretas que hacen que la OMS -Organización Mundial de la Salud- apruebe su uso en implantes mamarios).
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Implantes silicona: más concretamente gel cohesivo de silicona, con diferencia, los más utilizados.
La silicona es tratada, a través de una serie de procesos, que consiguen se mantenga, frente a la antigua estructura líquida (parecida al gel de baño) una estructura altamente cohesionada. Las moléculas de silicona mantienen una estrecha unión entre ellas, eso hace que el núcleo del implante se comporte como una unidad, como un bloque de silicona que mantiene su elasticidad y su filancia o capacidad de estirarse sin dejar de perder su textura, forma e integridad (recuerda a una gominola).
Esta característica ha sido la que ha permitido un gran avance en la cirugía mamaria al reducir, de forma drástica, la necesidad de cambiar los implantes de forma periódica.
El gel cohesivo de silicona permite que, en caso de rotura, la silicona no se comporte como un elemento líquido y no tenga capacidad de fluir, eso facilita mucho el recambio de un implante roto; eliminamos así la necesidad de cambiar el implante de forma preventiva.
Hoy en día existe poca diferencia entre cambiar un implante íntegro y uno dañado; por eso hoy no existe recomendación de recambio de los implantes cada cierto tiempo, se recomienda un control de los mismos y recambio en caso de evidencia de daño.
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Implantes de suero salino
(utilizados más en USA y escasamente utilizados en España). Para que nos entendamos, se trata de un implante “lleno de agua”. En este caso, si el implante se daña, el suero salino será directamente reabsorbido por nuestro cuerpo; eso aporta cierta sensación de tranquilidad a los pacientes que no quieren implantarse silicona.
La única “ventaja” es que su interior no es de silicona, cosa que todavía preocupa o da cierto miedo a algunas pacientes (aunque son muy pocas), especialmente miedo a los “condicionantes que pudiera causar la silicona en caso de rotura de los implantes”; la realidad es que, en estos casos, la silicona no produce ningún problema de salud. En el caso de rotura de un implante de suero salino, el suero pasa al torrente sanguíneo , como cuando nos ponen una vía y se reabsorbe sin ningún problema.
Uno de sus inconvenientes es que, muy lentamente, van perdiendo volumen, estos implantes “sudan” y van perdiendo su contenido. La prueba es que si colocamos un implante de suero salino bajo un papel secante, al cabo de unos días, podemos apreciar como éste presentará un cierto exudado. Otro de las desventajas de estos implantes es su textura, más artificial, el tacto de los implantes de suero, aunque se ha mejorado mucho, es más “como una bolsa de agua”.
Mención aparte merecen los implantes de poliuretano. En este caso, el poliuretano no es el material del que están formado los implantes, sino el material que compone la última de las capas de su cobertura exterior; los implantes son de gel cohesivo de silicona. El poliuretano es un material que, por cuestiones de índole fisiológica en las que no entraremos, reduce el riesgo de encapsulamiento. Se aplica una última capa de este material en los implantes con la intención de que se minimice la reacción inflamatoria que acabará condicionando la respuesta capsular. Este tipo de implantes suelen utilizarse en casos en los que el encapsulamiento es elevado ya que, en teoría, reducen el riesgo en más de un 90%.
¿Por qué no utilizamos de forma sistemática los implantes de poliuretano para un aumento de pecho?
Teniendo en cuenta que reducen drásticamente la posibilidad de encapsulamiento sería lógico utilizarlas de forma sistemática. No lo hacemos porque su textura es muy distinta, mucho más rígida y poco elástica, en definitiva, la palpación es menos natural.
Recientemente se están empleando, en el caso de las prótesis anatómicas, porque la cubierta de poliuretano genera más adhesión y con ello se reduce el riesgo de rotación. Personalmente no considero razonable sacrificar naturalidad, pero es una tendencia que últimamente se está abriendo camino.
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