Lenguaje Corporal y Emociones
¿Son las emociones y nuestra forma de interpretar la vida las que nos condicionan la postura? ¿O son las posturas las que nos condicionan las emociones y nuestra interpretación?
La postura además de ser una estrategia empleada por nuestro sistema neuromuscular y esquelético para permanecer en equilibrio de la forma más económica posible, es también, nuestra forma de estar en el mundo. Con nuestro sistema músculo-esquelético expresamos nuestras emociones y con él nos expresamos en general.
Así pues, es esencial reeducar nuestra postura así como hacernos consciente de ella para mejorar nuestra parte emocional, y viceversa. El lenguaje corporal diario de cada uno de nosotros representa y exacerba nuestras emociones y nuestro estado de ánimo. Cuando soltamos una carga muscular-emocional que se ha estado reteniendo durante mucho tiempo inmediatamente uno siente liberación. Si emocionalmente me contengo o no le presto atención, la energía emocional se convierte en tensión muscular, articular o respiratoria.
Vamos a hacer un breve resumen de cuatro movimientos emocionales claves como: EL MIEDO, LA IRA/RABIA, LA ALEGRÍA Y LA TRISTEZA.
- El miedo nos cierra la postura generando una respiración más lenta y una falta de fuerza muscular generalizada. Nos genera un sentimiento de debilidad y de no poder afrontar la vida.
- La rabia/agresividad/ira nos abre en exceso nuestra postura con una respiración más rápida y un aumento de tono de la musculatura dinámica. Nos genera una tensión muscular constante y rigidez (más propensión a contracturas).
- La alegría nos da una buena respiración, nos deja inspirar e oxigenarnos. Genera una postura erguida y fluida a su vez.
- La tristeza nos enrolla todo el cuerpo hacia abajo como si hubiéramos desconectado de nuestro cuerpo completamente. Piensa en la frase “caerse el ánimo al suelo”. Por lo tanto, está emoción necesaria en ciertos momentos nos inducirá una respiración sin fuerza.
Estas cuatro emociones son necesarias y vitales de forma moderada y en el momento idóneo para afrontar de forma óptima nuestro día a día. El problema surge si vivimos de forma constante en una de ellas.
Existe un punto de equilibrio somato-psico-emocional de entre estas cuatro. Es por eso, que es esencial estar en éste para sentirnos en harmonía con nosotros/as, respirar fluidamente y consecuentemente evitar a corto plazo ciertos dolores corporales; y a largo plazo, otras disfunciones o patologías más graves. Se debe tener en cuenta que cada persona tiene un patrón somato-psico-emocional concreto que genera un desequilibrio corporal. Y es en ese desequilibrio o desviación donde se deberá hacer énfasis a nivel fisioterapéutico desarrollando ciertas herramientas para que el/la paciente evite una serie de alteraciones a nivel articular, muscular y respiratorio.
Nunca debemos olvidar que cuando hay un sufrimiento de espalda hay un sufrimiento a nivel emocional
Georgina Dolcet
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