FEMINIZACIÓN TORÁCICA | 2 DE 2
Como ya habiamos indicado en el post del mes pasado, a través de la feminización torácica vamos a transformar un tórax de aspecto masculino en un tórax femenino, acorde con el sexo real de la paciente.
Ya anticipabamos que en la cirugía de feminización torácica la via será axilar con prótesis redonda de perfil moderado. Ahondemos en ello.
¿POR QUÉ EN CIRUGÍA DE FEMINIZACIÓN TORÁCICA SE RECOMIENDA LA VÍA AXILAR Y PRÓTESIS REDONDA?
Por varias razones:
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La vía axilar es la recomendada por las características globales de la mama; en los casos de feminización torácica, generalmente, son mamas bonitas pero pequeñas. Es muy poco habitual encontrarnos con mamas tuberosas y muy raro que la mama esté caída. Por lo tanto, por regla general, acostumbran a ser unas mamas de características bonitas pero pequeñas. Igual que en las pacientes biológicas, cuando la mama es “perfecta” a falta de volumen, recomiendo la vía axilar; la feminización torácica no es distinta.
La vía axilar con plano intramuscular completo, protegiendo al máximo los tejidos del peso adicional del implante que, como hemos dicho, será superior al volumen medio utilizado en las pacientes biológicas.
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La prótesis será redonda, de perfil moderado. Son pacientes muy altas, con tórax ancho y, como es lógico, buscan un pecho joven, con un escote bien definido. Eso se consigue con un implante redondo que, además, aporta mucha más movilidad a la mama, confiriéndole un comportamiento dinámico más propio de la mama natural. Aunque conceptualmente parezca que los implantes tienen que responder más a criterios anatómicos por su forma y no tanto por su dinámica, para mi, es muy importante la movilidad, la adaptabilidad e integración de la mama; eso se consigue muchísimo más cuando trabajamos con implantes redondos.
Estamos hablando de una mama pequeña y bonita; una prótesis redonda de perfil moderado será “poco intrusiva” por lo que sacará el máximo potencial de ese pecho, realzando aquellos detalles que nos “faltan” sin restar protagonismo a la mama propia; esa es la clave.
Por otro lado, no debemos perder de vista que el tórax es muy amplio, muy ancho. Recuperando el concepto de integración anatómica, la distribución mucho más homogénea y equitativa del volumen hace que ésta sea mucho más armónica y natural. Los implantes de perfil alto tienen, para igual volumen, un diámetro menor y mayor altura que los de perfil moderado, eso condiciona que el volumen del implante se concentre en torno al eje central; si los utilizamos en un tórax ancho en el que, además, deberemos utilizar volúmenes mayores, obtendremos una mama exageradamente proyectada y esférica, nada natural. Las prótesis de perfil moderado son más anchas y su altura es menor, pero, a su vez, la proyección es más uniforme en toda su superficie (son menos esféricas); por lo tanto, conseguiremos un aspecto más realista y, en definitiva, más bonito.
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Las areolas son más excéntricas, ello implica que la distancia desde la línea media esternal a la areola es mayor, por eso necesitamos un implante de mayor diámetro, capaz de aportar volumen en esa zona esternal y definir el escote; otra vez el implante de perfil moderado nos permite una mejor gestión se esta situación. Las prótesis redondas de perfil moderado nos permiten jugar mejor con volúmenes más elevados, llegando mucho mejor a la línea media y, por lo tanto, perfilando un escote mucho más natural y estético.
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Finalmente, los volúmenes serán mayores porque, como hemos dicho, el tórax es más amplio, la paciente tiene una altura por encima de la media nacional femenina y por lo tanto, en términos de proporción, necesitaremos volúmenes mayores para conseguir el mismo efecto estético. El elevado volumen generará un desequilibrio entre el volumen propio (el de la mama) y el volumen del implante a favor de éste último; eso hará que la mama se vea algo más redonda, más joven.
Para que os hagáis una idea, si para los supuestos de una mujer biológica, de tamaño medio estándar, con una altura de 1,65 metros, bastaría con volúmenes de 330 a 390, en una paciente que se somete a una cirugía de feminización torácica, el volumen medio estará entre 470 y 550.
Por descontado, esto es una pincelada muy genérica, es lo más habitual pero, como siempre digo, cada paciente necesita lo que necesita. Dependerá de cada caso y de sus características únicas; dependerá del análisis de todos los factores que hemos indicado al principio: del período de inicio del tratamiento hormonal, del desarrollo mamario, de las características anatómicas concretas...
RESUMEN Y OBJETIVO DE LA FEMINIZACIÓN TORÁCICA
Resumiendo, la feminización torácica es un aumento mamario en una paciente que tiene las características anatómicas algo distintas a la de la población general femenina: tórax más amplio y ancho y glándula mamaria, en proporción al tórax, es menor.
Como ocurre en todas las cirugías, debemos analizar de forma individualizada cada caso ya que existen tantas cirugías como pacientes, pero, en términos generales, utilizaremos la vía axilar, colocando el implante en plano retromuscular completo y tendremos que trabajar con implantes redondos de perfil moderado y de volúmenes mayores para conseguir un efecto volumétrico mayor y mejor proporcionalidad, manteniendo la máxima integración anatómica.
Nuestro objetivo es el de hacer realidad los sueños de cada paciente. En el caso de la feminización torácica, permitir que las pacientes luzcan una anatomía acorde al sexo al que pertenecen, aunque no coincida con el biológico; todo ello para disfrutar de la vida de forma más plena en todos sus aspectos; en definitiva, para sentirse más realizadas.
Todo por y para vosotr@s.
Si necesitas más información sobre la cirugía de feminización torácica, ponte en contacto conmigo, estaré encantado de aclararte cualquier duda.
Doctor José Mª Triviño.
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