Mastopexia con prótesis | Parte 5 de 5
¿Cómo influye cada variable en la decisión de realizar una reducción de mamas con implantes? ¿Mastopexia con o sin prótesis?
La respuesta a esta pregunta dependerá mucho de cada caso. Veamos por ejemplo:
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Una paciente de 44 años con mamas muy grasas, tejidos más o menos castigados, que ya no quiere ser madre pero que todavía quiere lucir su escote. .
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Una paciente de 66 años que mantiene bastante densidad en la mama, que se mantiene joven y quiere seguir luciendo su escote pero que está acostumbrada a tener pecho sin que éste le haya molestado, que quiere menos pecho pero quiere seguir conservándolo.
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Una paciente con 23 años que tiene una mama muy glandular, quiere un pecho mucho más pequeño, evidentemente no pretende dejarlo a la mínima expresión, pero lo quiere pequeño porque hace mucho deporte y el pecho le molesta.
Son tres ejemplos distintos, en los que juegan muchas variables; ninguno de ellos deja de ser inusual pero el análisis y planteamiento en cada uno de ellos será diferente, tiene que serlo, individualizando cada caso.
Para intentar concretar un poco, basándonos en los ejemplos que os hemos representado, vamos a intentar explicar lo que haríamos:
Planificación de la Mastopexia
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Para el primer caso, es decir, casos en los que la paciente quiere lucir escote y que se vea un pecho bonito, vamos a decantar la balanza hacia la utilización de prótesis.
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Para el segundo caso, en un caso de mama muy densa puede no ser necesario el uso de implantes; la propia glándula va a dar suficiente material para trabajar. Es cierto que la edad de la paciente y su deseo nos puede orientar hacia la utilización de prótesis, pero, tratándose de una mama densa, sabemos que la durabilidad del resultado sin prótesis va a ser suficiente. En el caso contrario, si la mama hubiera sido muy grasa, sí podríamos valorar el uso de implantes.
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Para el tercer caso en el que solicita una reducción drástica, en este caso, el planteamiento de entrada sería el de no poner prótesis. Se trata de una paciente joven, sí, pero quiere poco pecho y poner un implante pequeño no nos aportará gran beneficio, dado que el pecho es muy glandular. Si fuera una mama grasa o los tejidos estuvieran drásticamente castigados, se valoraría una reducción aún más agresiva con implantes.
Por lo tanto, como podéis observar, las variables se combinan y exigen un detallado análisis de caso, de forma individualizada para conseguir el mejor resultado sin olvidar nunca el deseo de la paciente. Es importante ser realista con respecto al estado de la mama; si está muy castigada o presenta poco trofismo, para tener un resultado óptimo, va a precisar la utilización de una prótesis.
Nuestra obligación es explicar al paciente los condicionantes que existen, el estado de su propia mama (densidad o grasa y estado de desestructuración o no de la mama) y explicar la conveniencia de la prótesis que va a condicionar el resultado final.
Evaluación de la mastopexia con relación a la edad
Según la edad de las pacientes, a grandes rasgos podemos dividir tres grupos:
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Pacientes jóvenes (de 20 a 45 años): es la franja de edad que abre más el abanico. Vamos a valorar mucho más lo que la paciente desea porque, por norma general, la calidad de la mama también nos va a dar más juego. Las dos opciones, la mastopexia de reducción con prótesis o sin prótesis, son igual de buenas. La decisión va a depender principalmente en lo que desee la paciente. Son mamas que van a tener un recorrido vital mayor, no están envejecidas, pero van a tener una evolución más larga y el estímulo hormonal va actuar muchos más años.
En esta franja de edad, las dos opciones, mastopexia de reducción con prótesis o sin prótesis, están igualadas, lo determinante va a ser el deseo de la paciente y la característica de la mama.
Debemos tener muy claro que en caso de mastopexia con prótesis, vamos a conseguir dar estabilidad a la mama a largo plazo, lo que representa que no va a necesitar ser intervenida nuevamente por el deterioro de la mama, pero no se puede descartar que, a largo plazo, se tenga que volver a intervenir como consecuencia de hipotéticas complicaciones con el implante (sustitución, encapsulamiento, rotura ...). Efectivamente, la posibilidad de que la prótesis pueda generar algún problema, aunque sea mínimo, no se puede descartar y sobre todo teniendo en cuenta que, al tratarse de pacientes jóvenes, tiene muchos años por delante en los que muchas cosas pueden pasar.
En definitiva, la decisión implicará una poner en la balanza:
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La colocación de implantes reduce la probabilidad de reintervención por el envejecimiento estructural de la mama a largo plazo
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La colocación de implantes puede precisar, a largo plazo, una reintervención para sustituir la prótesis.
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La no colocación de implante puede provocar que, a largo plazo, tras un embarazo, por oscilación de peso etc…. se genere la necesidad de una nueva intervención para reposicionar el pecho.
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La no colocación de implante, elimina una posible intervención provocada por la sustitución de la prótesis.
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De la franja media, esto es, de 45 a 65 años aproximadamente, lo más frecuente es que aconsejamos realizar una mastopexia de reducción con prótesis porque son mamas que:
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Tienen menos estímulo hormonal
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Son mamas más castigadas
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Son mamas menos densas
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La estabilidad de la mama está más comprometida
A todo ello añadimos el hecho de que las pacientes están en una edad en la que quieren, por norma general, lucir su escote, ir sin sujetador y disfrutar de un pecho bonito. En estos casos, la colocación de unas prótesis juega un papel importante.
Por lo tanto, en estos casos la prótesis nos va a ayudar mucho para compensar la mayor tendencia al desarrollo de una mama a la que aún le quedan muchos años de lucir y de lucir bien.
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Pacientes de edades superiores a los 65 años. Por norma general, lo lógico sería la no utilización de prótesis en la reducción. La variable edad, en este caso, juega a favor de la prótesis, dado que es poco probable que ésta sufra un deterioro en “pocos” años, aún así, se procura no colocar prótesis en las reducciones a fin de evitar cualquier complicación añadida.
Paradójicamente, nos encontramos con pacientes candidatas a la colocación del implante porque, aunque quieren una reducción por comodidad, para eliminar ese exceso de peso, se encuentran activas y desean seguir disfrutando de un pecho bonito. Hoy, las personas envejecen mucho más tarde, tanto física como mentalmente, hay pacientes que desean lucir ese escote que hace tiempo que no pueden y siempre han deseado.
Como habréis observado, las variables son muchas, los deseos de las pacientes tienen también mucho valor y el estado vital de cada paciente marcará mucho la decisión final.
Cada caso es único, nosotros estamos para evaluar y aconsejar la mejor alternativa a cada un@ de vosotros.
Siempre, por y para ti.
Tú, nuestra razón de ser.
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